EL ZEN EN LAS ARTES MARCIALES

JOE HYAMS

Estaba tomando té con el maestro Han en su oficina, cuando llegó el coreo trayendo una carta que enviaba la familia del maestro desde Corea.

Sabiendo que él había aguardado ansiosamente esa carta, hice una pausa en nuestra conversación , esperando que él abriera el sobre y se precipitara a leer su contenido. En vez de eso, el maestro, hizo la carta a un lado, se volvió hacia mí y continuó con la conversación.

Al día siguiente le comenté el gran control de sí mismo que poseía y le comenté que yo, me habría puesto a leer la carta al instante.

“Hice lo que hubiera hecho si hubiera estado solo”, repuso. Hice la carta a un lado hasta haber superado la precipitación. Luego, cuando le puse la mano encima, la abrí como si fuera algo precioso.

Durante unos momentos, quedé intrigado con su comentario sabiendo que su intención era la de que no fuera una lección para mi. Finalmente declaré que no comprendía a qué conducía tanta paciencia.

“Conduce a esto” me contestó. Los que son pacientes el las cosas triviales de la vida y saben controlarse, un día tendrán el mismo dominio de las cosas grandes e importantes.